Sólo se ama lo que se conoce, aquellas cosas que logramos identificar de entre el universo que nos rodea y hacerlas, de alguna forma, cercanas. El aprendizaje es la única forma de que disponemos para conocer la esencia de lo otro y, eventualmente, llegar a amarlo, incluso llegar a sentirlo como una parte indisoluble de nosotros mismos.
En la famosa obra “El Principito” de Atoine de Saint- Exupéry, esta idea queda bellamente expresada en la escena del zorro, cuando éste confiesa: —Efectivamente, verás —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el mundo...
La importancia de la educación ambiental parte precisamente de esta idea: Es a través del conocimiento del medio natural que nos rodea que aprendemos a amarlo y a sentirlo como una parte de nosotros mismos. Ya no se trata únicamente de un paisaje singular, de una especie protegida, del cauce del río. La magia del conocimiento logra que ese paisaje se convierta en único en el mundo, que sintamos una verdadera necesidad de esa especie protegida, la misma necesidad que ella tiene de nosotros para su supervivencia. Es a través de ese conocimiento que logramos que el río de aguas cristalinas se convierta en una parte de nosotros mismos, como si se tratase, quién puede asegurar lo contrario, de una extensión de nuestro propio torrente sanguíneo.
Ya en el lejano año de 1975, la UNESCO definió los objetivos que persigue la Educación Ambiental para convertirla en una experiencia integral que logre un mayor grado de compromiso del ser humano con el mundo que le rodea; a continuación exponemos el contenido de dichos objetivos o principios:
Conciencia: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a que adquieran mayor sensibilidad y conciencia del medio ambiente en general y de los problemas conexos.
Conocimientos: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir una comprensión básica del medio ambiente en su totalidad, de los problemas conexos y de la presencia y función de la humanidad en él, lo que entraña una responsabilidad crítica.
Actitudes: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir valores sociales y un profundo interés por el medio ambiente que los impulse a participar activamente en su protección y mejoramiento.
Aptitudes: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a adquirir las aptitudes necesarias para resolver los problema ambientales.
Capacidad de evaluación: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a evaluar las medidas y los programas de educación ambiental en función de los factores ecológicos, políticos, económicos, sociales, estéticos y educacionales.
Participación: Ayudar a las personas y a los grupos sociales a que desarrollen su sentido de responsabilidad y a que tomen conciencia de la urgente necesidad de prestar atención a los problemas del medio ambiente, para asegurar que se adopten medidas adecuadas al respecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario